numerosas son las cosas que me han sido reveladas:
He conocido la rica soledad de ser hijo único y la bendición de tener dos hermanos.
Creí en aquello de poner la otra mejilla, y los que entonces sentía mis amigos,
ahora se lo que fueron, me demostraron mi imperdonable error.
Me fueron revelados los números y las letras y con ellos la admiración por la poesía y por la ciencia.
Y conocí los mitos, el ajedrez y el álgebra.
Y me regocijé en la música furiosa o apacible.
Y supe del desmayo y del licor; de las pesadillas y de los sueños.
He conocido la muerte certera, fugaz y el sueño en la intemperie y el flagelo del hambre
y la cocina rudimentaria y la aventura de la carne propia. Fui un depredador mas en la llanura.
Me fue revelada mi propia ira, acaso precipitada: incontrolable.
Y supe decir duras palabras y aun actuar mas duramente. Supe decir no a mi padre.
Y conocí el trabajo duro, el cansancio y la alegría del dinero propio.
Me fue revelada la amistad en la persona de Julio.
Viví la pasión en la grácil forma femenina, el amor lo había conocido un tiempo antes.
Y me fueron dadas, en parte, la química y las letras.
Y viví la camaradería, el furor, la euforia y la pena, el ensueño y la apatía.
Tales son, no puedo y no quiero nombrar todas, por piedad o por respeto,
las cosas que condicionan mi vida.
El mar me revela muchas cosas;
yo mismo soy la arena y el pasado son las olas que golpean mi existencia.
Francisco Izarraguirre
Borgeano! D.M.
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